Soledad

Hace unos años mi padre me dijo algo que explica por sí solo, de una forma muy clara, este sentimiento. Después de haber perdido a su esposa, (mi madre) y (según él) su único amor verdadero, me dijo que tenía mucha gente con quien hacer muchas cosas, pero no tenía a nadie con quién no hacer nada.


A veces, todos podemos sentirnos solos. Sentirse solo, de vez en cuando, por cortos periodos de tiempo, es completamente normal y no hay nada de qué preocuparse. Pero es cuando la soledad se prolonga durante mucho tiempo, cuando tiene graves efectos negativos en nosotros. Mental, emocional y físicamente.

Se ha demostrado que el aislamiento social y la soledad tienen un efecto dramático y dañino en nosotros. No sólo mental y emocionalmente, sino también físicamente.

Si nos sentimos solos durante mucho tiempo, es más probable que enfermamos. Tenemos más probabilidades de experimentar depresión y ansiedad. Además, los socialmente aislados mueren incluso más jóvenes.

Entonces
¿Qué pasa cuando nos sentimos solos?
¿Qué causa la soledad?
¿Qué efectos tiene?
¿Cómo puedes evitar la soledad?

La soledad es la experiencia emocional o el sentimiento de falta o pérdida de conexión y/o compañía significativa. Cuando no se satisfacen las necesidades de conexión social.
También está la disparidad o discrepancia entre lo que realmente se está experimentando, en comparación con lo que se espera, quiere o incluso necesita. Se siente esta falta cuando hay un desajuste entre la necesitad o se anhela y lo que realmente obtenido en las conexiones sociales.

Es una forma de tristeza. De hecho, la experiencia emocional de la soledad es muy comparable con la tristeza. Se experimenta como un vacío y podemos estar tristes, por este vacío.
La sensación de soledad es una respuesta emocional. Entonces, esto hace que sea fácil decir que es una emoción que puede ser seguido por la que la tristeza.

La soledad es la experiencia sentida. Es como el hambre. Sientes la falta y la necesidad de algo, que no se está satisfaciendo.
Hambre – falta de alimento.
Soledad – falta de conexión social.

Algo realmente importante, e interesante, a señalar aquí, es que se ha demostrado que la necesidad de conexión social es igual o hasta más importante que la necesidad de alimentación.

Otra cosa es que, al igual que el hambre, la soledad también tiene una respuesta física. Por eso no sorprende que usemos ese tipo de lenguaje cuando describimos la soledad.
Antojo.
Anhelo.
Dolor.
Reflejando una necesidad primitiva y primordial.

Como humanos tenemos ciertas necesidades, pero aquí estamos hablando de los perros. La necesidad de los perros se basa en un sentido de pertenencia a un grupo. En pocas palabras, el perro se siente solo cuando esa necesidad de pertenecer a un grupo no se ve satisfecha.

Estando solo es un estado físico real. Pero la forma en que experimentamos, a nosotros mismos, en esa soledad es una parte fundamental de si luego nos sentimos solos. Porque resulta que no hace falta estar solo físicamente, para sentirse solo.  Sentirse solo es más bien un estado emocional en el sentido de no sentirse conectado. Cuando falta conexión social.

Una canción, de los años 80 del siglo pasado, del grupo American Music Club dice:
-If I have to be this lonely,
  I might as well be alone…

O sea, puedo tener alguien sentado a mi lado físicamente y aun así sentirme solo. Sentir que no importo…
Para impedir que alguien en mi entorno no se sienta así, a veces hace falta hacer ejercicios conscientes de conectar. De conocer más del otro, que ir más profundo.
A veces puede ser necesario programarlo. Reservar un momento del día para ello, y nada más. Si esperamos el momento idóneo… Simplemente no llega.
El problema es que tenemos esa idea de que programar momentos de intimidad, no es algo que se debería tener que hacer. Pero resulta que sí. Si no viene por sí mismo. Se trata de hacer un esfuerzo e intentar.

Es que la soledad es dolorosa, cuando no lo buscamos. Con dolorosa me refiero a dolor físico, además a dolor emocional y psicológico. Y cómo cualquier otra sensación de malestar, nos produce estrés. Empuja nuestras hormonas de estrés. Nos impacta físicamente en el sentido de que nuestro ritmo cardíaco aumenta, la presión sanguínea sube y nuestra función inmune llegará a estar comprometida. La capacidad de relajarnos y restaurarnos físicamente es impactada. La soledad nos empuja a una alerta contra una amenaza. La amígdala entra, con una respuesta de miedo (pelear o huir). En dosis pequeñas se lleva, sin problema, pero si es prolongado en el tiempo puede llegar a tener efectos significantes en el bienestar físico y emocional. Debemos tener en cuenta que la soledad y exclusión social es probablemente lo más amenazante que existe para un ser social. De ser separado y desconectado es una amenaza real. Es una amenaza a nuestra supervivencia.

Necesito el grupo, para sobrevivir. Pero – ojo – el grupo también me necesita a mí, para sobrevivir. Es algo que va en las dos direcciones. Todo va mejor, si lo hacemos juntos.
Para un ser social, su supervivencia depende de conexiones sociales. Es posible vivir en soledad, durante un tiempo, pero poco a poco enfermerías físicamente. En definitiva, no podrías prosperar.  

Es que fisiológicamente, la liberación de hormonas del estrés tiene un efecto muy amplio sobre nuestro cuerpo físico. En especial sobre nuestro sistema inmune. Compromete nuestra capacidad de defendernos ante enfermedades, bacterias, virus o traumas. Simplemente no nos recuperamos y nuestro cuerpo se rinde mucho más fácil.

En humanos vemos muchos más indicios de enfermedades coronarias o de tensión arterial alta, tumores y cáncer, en personas con falta de conexión social. Se sabe que personas que tienen unas buenas conexiones sociales viven más tiempo y que tienen una capacidad mayor de pasar enfermedades.

De hecho, cuando estamos enfermos o heridos, necesitamos el apoyo y acompañamiento de los cercanos. ¿Por qué hay gente que se enamoran de sus enfermeras/os?

Para terminar, vuelvo a lo que me dijo mi padre. Porque no se trata tanto de hacer. Se trata más bien de simplemente estar. De escuchar…
Y en cuanto a nuestros perros – lo mismo.
Estar y escuchar…



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *